Coronel Dorrego Binario - Nota de Opinión



Una comunidad binaria es aquella cuyos prismas extremistas no permiten observar los bellos matices que encierran sus entrelíneas. Tanto el 1 como el 0 parecen ser las respuestas más adecuadas para cada problemática existente. De ese modo el pensamiento critico se transforma para algunos en burdos y aviesos alegatos intencionados, como para otros sentencias definitivas de formato inmodificable. En oposición cualquier medida tomada reviste una llamativa tonalidad revolucionaria o es sentenciada como un llana estupidez. Imaginemos la construcción de un edificio dentro de esos tópicos; difícilmente pueda superar los niveles de planta baja.

Temo percibir que algo de eso sucede en nuestro Pago. Si continuamos profundizando dentro de esa lógica la instalación de un simple semáforo seguirá siendo motivo de éxtasis y algazara bicentenaria, a la par que el flameo de la bandera distrital en la Antártida continuará constituyendo un orgullo ciertamente desconcertante. A la inversa determinadas medidas acertadas y obras oportunas seguirán sufriendo la minimización intelectual que no ve con buenos ojos cualquier intento que aborde la gestión oficial.

La conducta binaria provoca que toda propuesta, sea crítica o laudatoria, experimente ridiculizaciones ajenas a su espíritu, en donde se evita todo análisis sobre la argumentación exhibida para pasar a diseñar un discurso monolítico, encerrado en sí mismo, agresivo y descalificatorio desde lo personal. No obstante bueno es atender que el debate se enriquece debatiendo con todas las imperfecciones que tal mecanismo posee.

Hace pocos días, desde este mismo foro, en el nota de opinión titulada: “Un Trago de Agua para el Coronel, poníamos blanco sobre negro con respecto a esa conducta binaria que a nuestro entender tanto lacera a la sociedad en su conjunto. Por un lado estaban aquellos que censuraban a sus vecinos, casi difamadoramente, en algún caso hasta de modo violento,  mimetizando de ese modo las omisiones ejecutivas con respecto a la provisión de agua y mantenimiento de la red, y por el otro se encontraban aquellos que alejados de todo hálito comunitario no asumían la necesidad de racionalizar el recurso. En la nota exponíamos claramente en dónde considerábamos estaban las causas y en dónde los efectos, entendiendo que menguando dichos efectos podíamos otorgarle al ejecutivo y a la comunidad el necesario oxígeno temporal para subsanas esas causas. El relato lo bosquejamos sin absurdas delaciones ni crispadas efervescencias. Alguien llegó a menoscabar en su honor a un vecino por haber construido en los fondos de su casa una piscina de importantes dimensiones sin advertir que tal vez esa persona invirtió muchos años de su vida honestamente para ofrecerle a su familia tal comodidad desde los tiempos en que el agua no era cuestión de estado. ¿Desde qué moralina puedo levantar el dedo acusador sin advertir la responsabilidad estatal, organización administrativa que le propuso realizar el descomunal gasto para no poder disfrutarlo, siendo quizás, la única instancia anual de descanso y sosiego merecido de su clan?

La sociedad binaria propone baterías de desconfiados, sospechosos y enemigos por doquier. Las segundas intenciones, siempre subjetivas, plagadas en corchetes y paréntesis, enlodan las válidas argumentaciones, tanto de unos como de otros, siendo imposible continuar con el armado del edificio social.

Lamentablemente, por experiencia de vida, conocemos de aquellos personajes cercanos al establishment que se incluyen dentro de las instituciones intermedias para luego no hacer nada, impidiendo a la vez, siendo este el objeto de máxima, que otras personas con probada capacidad y voluntad, pero con otra lectura de la realidad, no tengan espacio en las mismas.

Este comportamiento binario no hace otra cosa que conspirar en contra de lo que supuestamente se dice amar.

Desde este foro somos muy críticos con el ejecutivo gobernante, marcando de modo punzante y sin eufemismos lo que nos parece corregible. Ahora bien; esa crítica jamás incluirá conceptualizaciones personales, ni se esbozarán deméritos en cuanto a capacidades individuales debido a que estamos convencidos que el actual Intendente y su equipo no adolecen de lucidez resolutoria ni intelectual, nuestro debate se centraliza en la disímil lectura que observamos sobre prioridades y la voluntad política para afrontar determinadas problemáticas puntuales. Nuestras sanas diferencias entonces son políticas y dentro de este amplio marco de matices, muy alejado de la concepción binaria, es en donde desembarcan nuestras disputas retóricas. Yo no puedo endilgarle al oficialismo el comportamiento desmadrado de algunos de sus adherentes, del mismo modo que no debo, desde el sentido inteligente, tomar como propio cualquier sentimiento crítico que ande dando vueltas por el Pago.

Analizar, criticar la gestión oficial, no es menoscabar al terruño como algunos sostienen, (recuérdese los tiempos de la Dictadura, del Memenismo y su correlato progre autodenominado Alianza) al igual que adherir al Gobierno de Zorzano no significa desentenderse de las problemáticas existentes. Algo similar ocurre a nivel Nacional. Se plantean malos y buenos, de modo indistinto, binariamente. Y así estamos discutiendo sobre el sexo de los ángeles, sobre qué quiso decir quién dijo lo que dijo, mientras la racionalidad sigue esperando por su buena estrella.

Ese comportamiento casi tribal, binario, destruye la política en su esencia, no permitiendo el desarrollo de ideas fuerza que propongan el intento por un Dorrego mejor.  Así el crítico se transforma en un inconsistente petardista y el adherente en un esbirro subsidiado. Unos y otros son anulados por otros y unos antes de ser leídos o escuchados, nada se intenta analizar y todos suponen que tener razón es la llave de la felicidad.

El principio del conocimiento es el intelecto, el principio de las acciones es la voluntad. El intelecto es, por lo tanto, producto de la voluntad afirmaba Schopenhauer, siendo ambas basamento indispensable de la Estética trascendental, cosa que el notable filósofo alemán colocó sobre todo lo demás, declarándolo lo más hermoso y profundo que la mente humana produjo.
Propongo pues hacer el esfuerzo inteligente de no medirnos, de no prejuzgarnos, de no examinarnos inquisidoramente, de no desintegrarnos mediante la fórmula binaria, porque como bien decía el Negro Fontanarrosa “ Una Buena Idea no Tiene Reemplazo” y ciertamente es admitir que nunca sabremos cuántas de estas buenas ideas han naufragado o nunca fueron expuestas a consideración producto de tan ignominiosa lógica social.


Comentarios

  1. Habría que meter una bombita abajo de una cama, no?

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  2. La Borrego:

    No me parece. El fondo de su comentario trasciende lo binario, de algún modo lo exagera.. De todas formas no existe nada más binario que el Anarquismo.

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