Magda, tu sueldo también lo pagamos todos - Nota de Opinión



La potestad de la palabra

Resultó ciertamente curioso el episodio que protagonizaron Magdalena Ruiz Guiñazú y Víctor Hugo Morales en Radio Continental el pasado jueves 20 de octubre a instancias del candidato presidencial por el Radicalismo Ricardo Alfonsín. Balas que pican cerca diría el enorme relator Oriental, argumentaciones basadas en indignaciones propias disparadas debido a cierta incomodidad que presenta para algunos comunicadores opositores el momento político que estamos viviendo. Y como ocurre cotidianamente la culpa siempre la tiene el otro, sin tener en cuenta nuestras propias flaquezas para exponer proyectos alternativos, marcando una agenda plagada de denuncismo cuyas operaciones ya son vistas como engendros humorísticos de escaso ingenio y modesta calidad.
Detener nuestra atención en el ex hijo del Presidente Raúl Alfonsín es el peor homenaje que le podemos hacer a su ex padre. (Los ex están ubicados correctamente) Creo que el papel del candidato fue tan pobre desde la inteligencia como breve en cuanto a su correlato. Nada dijo que nos pueda hacer mover una neurona, y para peor se instaló dentro de una trinchera tan siniestra como sangrienta. Allá él y su pacto para mancillar la historia de quienes alguna vez portaron con firmeza y dignidad la bandera radical. (Alem, Maciel, Illia, Yrigoyen, entre otros)
Por primera vez y a pocos minutos de la veda electoral se pudo observar que el llamado “periodismo militante” no es una categoría que se le puede otorgar de modo exclusivo al kirchnerismo. La proximidad del acto eleccionario y lo irreversible del resultado motorizó a que algunos consideren quemar las naves definitivamente, dar las últimas brazadas en pos de empañar y hasta ensuciar todo aquello que tenga que ver con lo que tanto detestan y censuran políticamente.
La utilización de la falacia y el sofisma por parte de la Señora Guiñazú la califica a ella no al señor Víctor Hugo Morales. Según la periodista e intelectual la actividad privada es sinónimo de independencia y la actividad estatal es sinónimo de cooptación. Y lo es así per-se, aún entrando en franca contradicción consigo misma cuando observa que determinados medios privados sostienen una postura ciertamente tolerante y comprensiva a favor de las políticas del Gobierno Nacional.
No repara que los medios públicos provinciales de San Luis, Chubut, Mendoza, Córdoba, Santa Fe, son críticos del ejecutivo nacional. Y allí una nueva contradicción aparece. ¿Estos medios regionales, Estatales, son igualmente dependientes, pero en este caso de gobiernos provinciales afines a sus ideas, o son independientes porque critican y enlodan al gobierno nacional? Nada dice ni critica sobre el manejo de medios del puntano y su prole. Son recordados los fenomenales artículos sobre el tema que Jaime Emma exponía quincenalmente en la Revista Humor. ¿Cómo se calificaría ella misma si Alfonsín la colocase en la misión de dirigir TELAM? ¿Se consideraría cooptada o simplemente se autodefiniría como una periodista que responde a su ideario político? En cuanto a medios se refiere, lo público, lo privado y el sitio en donde descansa el poder real resulta ciertamente difuso. Por suerte la diversidad hace que las subjetividades encuentren un único rango de trascendencia. Todas nuestras opiniones valen lo mismo que nuestro voto, uno, desestimando automáticamente a los pollos doble pechuga que sospechan poseer una impronta superior calificando a cada periodista antagonista de siniestras aleaciones. 
El grupo liderado por Magneto expone una línea editorial opositora, sus periodistas conformes y de acuerdo con esas líneas se sienten arropados porque desarrollan tareas sin contradicciones ideológicas. Su fin no es el salario ya que dicha variable se puede obtener con otro patrón (decenas de profesionales han emigrado y encontrado diversos canales de expresión) La fidelidad radica en la comunión que existe entre su pensamiento con el de dicha patronal.
Desestimando lo anterior y en forma casi capciosa habla del canal público como el canal que pagamos todos. Es verdad, pero no es menos cierto que para que funcionen Radio Continental, el resto de las emisores radiales y televisivas y ni que hablar los diarios también colaboramos todos a través de los subsidios directos e indirectos que reciben sobre servicios esenciales. Ayer compré un colchón Cannon (uno de los principales patrocinantes de Tempranísimo, Bravo Continental y La Vuelta). Pensaba cuando abonaba el valor comercial establecido, que parte de lo que yo pagaba en ese momento era el costo publicitario en el cual descansan económicamente porciones de los salarios de Magdalena, María O´Donnel, Bravo, Leuco y otros. ¿Tengo yo derecho, por ese aporte que hago a determinar su impronta discursiva? ¿Tengo yo derecho a argumentar que el salario de esta señora lo pago yo? ¿Y si así fuera, tengo yo derecho a condicionar su opinión?

Magdalena se engaña a si misma engañando a la vez a sus oyentes. Al igual que Sarlo insiste que sólo tiene entidad crítica su parte por el todo y no la parte por el todo que pueda incomodarla, dedicándole a esta la más siniestra difamación. Lanata hace exactamente lo mismo, Leuco, Bravo y Elíaschef acompañan la falacia, mientras Majul le sirve té con tortas fritas a la naranja mesiánica...
¿Es justa entonces la acusación que Magda realizó sobre el programa Bajada de Línea? Para su real saber y entender si, ya que no está dentro de su sintonía ideológica. Curiosamente y al mismo tiempo nada aporta sobre la operación periodística Vila-Manzano para imponer condiciones en la AFA. Clara Operación que se viene gestando hace poco más de un año desde la propia pantalla de América. Esto por fuera de lo impresentable de Grondona y su eterno mandato plagado de negocios espurios y corrupción, cosa muy bien detallada por Víctor Hugo durante los últimos veinte años. Porque de lo que se trata es de quedarse con ese mismo formato pero sin el molesto competidor.
Magdalena, lamentablemente, ha caído definitivamente en el averno de la confusión profesional. Se siente tan incómoda con el momento histórico que no repara en disparar munición gruesa, de todo calibre, sin detenerse a dudar de su pensamiento inicial. Alguna vez cité a Chateaubriand sobre las tres edades de la aristocracia: La edad de la superioridad, la de los privilegios y la de la vanidad.
Magdalena superó dicho boceto profesional, conviviendo dentro de ella, al unísono las tres. Es una persona privilegiada que con suma vanidad pretende imponer su superioridad. Se comporta como la rectora de nuestros pensamientos, nos marca sus caminos éticos como los únicos posibles de transitar, es una docente correctora de nuestros errores electorales, se impide a sí misma entender que somos grandes, tal vez algo ingenuos, pero nada tontos. Todos llevamos una historia a cuestas y al igual que ella, “es muy probable que en algún recodo del camino uno se encuentre con la acechante figura del converso. Todos fuimos algo antes de ser quienes somos” afirmó Horacio González. Esa historia hace que, para mal de Magdalena uno tenga un respeto visceral por Víctor Hugo y un  sentimiento de piedad para con ella y esas viejas imágenes en blanco y negro que le aportaban micrófono a la más sangrienta dictadura de nuestra historia.
La caja de Pandora continúa abierta, la complicidad civil manifiesta sus chispazos indignados, algunos pretenden cerrarla definitivamente, sin darse cuenta que sus propias acciones y argumentos son los que mantienen viva la llama que Néstor Kirchner encendió en contra de la impunidad.

Comentarios